viernes, 31 de julio de 2020

GENTE/GENTIFICACIÓN

GENTE/GENTIFICACIÓN Cleoni Fernandez El  uso  de la palabra y/o de esa expresión trae una marca semántica muy fuerte. Proviene del radical griego  logus, palabra,  expresión que se contrapone al sentido dado por el Diccionario, y que está marcado por la indeterminación de la cantidad de personas a las que hace referencia. Freire le da un sentido cálido de humanidad, que tiene como núcleo el ser humano, cuya condición de  ser gente  se encuentra amenazada. En  la contraportada  interna  del  libro-testamento  de  Freire,  Pedagogia da autonomia. Saberes necessários à prática educativa  (1997), Ana Freire hace explícito el sentido de gente en la visión freiriana cuando afirma: Mientras  más  profundizamos  en  la  lectura  de la  pedagogía  de  la Autonomía,  más  entendemos  que  Paulo  se  hizo  texto!  Su  amor  por  los seres humanos, la genteidad de su yo persona/yo educador y su fe en la educación está vivamente presente, lo que evidencia que él fue un apasionado por el mundo y por la  VIDA. Esta explicación está anclada en la producción de sentido que le dio Freire, especialmente en  Pedagogia da autonomia  (1997), la cual gana fuerza para discutir la condición del ser humano como ser inacabado y  la conciencia de esa condición. En el  libro  Pedagogia  do  oprimido  (1987),  él  trajo con  la fuerza de  la palabra, la inquietud y los interrogantes que aún permanecen como búsqueda de un proceso de humanización, más allá de la visión ontológica,  como una realidad histórica que perdura hasta hoy, cuando dice: Una vez más los hombres, desafiados por el dramatismo de la hora actual, se proponen a sí mismos como problema. Descubren que saben poco de sí, de su “lugar en el cosmos”, y se inquietan por saber más. Una de las razones de esta búsqueda podrá ser el reconocimiento de su  poco  saber  sobre  sí.  Al  instalarse  en  el  casi  trágico  descubrimiento de  su poco  saber  sobre sí,  ellos  mismos  se problematizan.  Indagan. Responden, y sus respuestas les conducen a nuevas preguntas. (p. 29) La constatación de ese proceso de deshumanización, que está imbricado de forma dialéctica con el proceso de humanización, es un permanente desafío para (en aquel momento Freire llamaba hombres) las  gentes  que se reconocen inconclusas y son conscientes de su inconclusión.

Esa energía que emana de la palabra gente, convierte a Freire en un inventor de sentidos producidos con otras palabras, aproximándolo —en otro campo epistemológico—, a Guimarães Rosa, el inventor de las palabras, que se adentró por las grandes grutas brasileñas e hizo una literatura sin fronteras, inventando las palabras que fueron proyectadas en el regionalismo hasta entonces hermético, conquistando el mundo, desvelando la dialécticidad local/universal. Según Giroux (En: MCLAREN  et al.,  1998, p. 193), Freire ha sido un intelectual construido “dentro de la metáfora de los desabrigados, entre diferentes zonas de diferencias teóricas y culturales; entre las fronteras de culturas no europeas y europeas”. Aún en la página 194, Giroux afirma: Ese sentido de “desabrigado”, ese constante atravesar el terreno de los otros, caracteriza el trabajo y la vida de Freire. Es como un exilio, un ser de la frontera, un intelectual ubicado entre diferentes fronteras culturales, epistemológicas y espaciales, en que Freire tiene comprometida su propia política de ubicación como un atravesador de fronteras. Freire se encuentra en esa frontera, que es siempre cambiante, en un tiempoespacio  cronos  y  kairós,  que produce sentidos para la  gente,  buscando no desistir, reinventando la palabra gente para decir: Me  gusta ser  gente,  porque  al  ser  inacabado,  sé  que soy  un  ser condicionado, pero, al ser consciente de la inconclusión, sé que puedo ir más allá de ella. Esta es la diferencia entre el ser condicionado y el ser determinado (…) Me gusta ser gente porque como tal, me doy cuenta al final que la construcción de mi presencia en el mundo, que no se hace en el aislamiento, exenta de la influencia de las fuerzas sociales, que no se comprende fuera de la tensión entre lo que heredo genéticamente y lo que heredo social, cultural e históricamente, tiene mucho que ver conmigo mismo. (1997, p. 53) En Freire, la gentificación puede configurarse como un proceso de humanización, como explicita  Vieira Pinto en su libro  Ciência e existência  (1969), o incluso, para vivir las “situaciones límite” en otro sentido y dirección que las presentadas como situaciones imposibles de transponer. Para  Vieira Pinto (1960, p. 284), las “situaciones límite” no son el “contorno infranqueable donde terminan las posibilidades, sino el margen real donde comienzan todas las posibilidades”; no son la “frontera entre el ser y la nada, sino la frontera entre el ser y el ser más” (pero siempre ser). Referencias:  FERREIRA  HOLANDA,  Aurélio  Buarque.  Novo  dicionário  Aurélio  da Língua Portuguesa. 9. ed. Rio 
de janeiro: Nova Fronteira, 1986; FREIRE, Paulo. 
Pedagogia da autonomia. Saberes necessários à prática educativa. Rio de Janeiro: Paz e  Terra, 1997; FREIRE, Paulo.  Pedagogia do oprimido. 17. ed. Rio de Janeiro: Paz e  Terra, 1987; GIROUX, Henry. “Paulo Freire e o pós-colonialismo”. En: MACLAREN, Peter et al.  Paulo Freire: poder, desejo e memórias da libertação. Porto Alegre: Artmed, 1998;  VIEIRA PINTO, Álvaro.  Ciência e existência: problemas f ilosóficos da pesquisa científica. Rio de janeiro: Paz e  Terra, 1969;  VIEIRA PINTO, Álvaro.  Consciência e realidade nacional. Rio de Janeiro: ISEB, 1960.  VII.

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