viernes, 31 de julio de 2020

FELICIDAD

FELICIDAD Terezinha Azerêdo Rios Cuando recorremos la obra de Paulo Freire buscando ubicar allí la palabra “felicidad”,  constatamos  que  muy  raramente  él  la  utiliza.  Esto  no  debe sorprendernos si nos acordamos de algo que Freire afirma sobre la comprensión de los términos: “Mi comprensión (del hambre) no es tomada del diccionario29: al reconocer la significación de la palabra, debo conocer las razones de ser del fenómeno” (FREIRE,  1995, p. 31). Es lo  que parece que sucede en relación al término “felicidad”. En un bello poema cuyo título es “Enseñamiento”, Adélia Prado hace referencia a su madre que, al preparar cuidadosamente la casa y la comida para el marido que trabajaba hasta tarde, decía: “¡pobre, hasta esa hora en el servicio pesado!”.  Consiguió pan  y café, dejó  la olla en el fuego  con agua caliente. No me habló de amor, esa palabra de lujo”, afirma la poeta (PRADO, 1976, p. 132). Yendo a los escritos de Freire, tenemos la impresión de que él hizo como la madre de Adélia: no usó expresamente la palabra (¿de lujo?) “felicidad”, sino que se refirió al fenómeno. Lo trajo guardado en su propuesta educacional, revelado en muchos conceptos clave y apuntado en cada rincón de sus propuestas. A pesar de que sea difícil encontrar una definición precisa de felicidad, se puede  concordar  cuando  se afirma  que ella  es  algo  constantemente buscado  por los seres humanos. “Sobre la felicidad,  la única cosa que conocemos con seguridad es la vastedad de su demanda”, constata Sabater (1995, p. 15). Silva (2007, p. 8) afirma que “(…) la felicidad no se muestra apenas como algo  relativo  al  tiempo  y  al  espacio,  sino  incluso  a  partir  de  la  idea  que  cada individuo  hace  acerca  de lo  que sería  la  felicidad.  A  pesar  de esa  diversidad y  de esa relatividad, lo que constatamos es siempre la necesidad, sentida por todos, a pesar de las más diversas maneras existentes de alcanzar y gozar la felicidad”. Aristóteles afirmaba que todo hombre tiene por naturaleza, tanto el deseo de saber como el deseo de ser feliz. Para el filósofo, lo que proporciona la felicidad es el saber racional, que identifica a los seres humanos.  Y, en la medida que el ser humano, además de racional es un animal político, es en la polis que él encontrará la posibilidad de ser feliz - en la convivencia social. Silva (2007) busca verificar cómo se presenta históricamente el concepto de felicidad y lo encuentra siempre asociado a cuestiones relacionadas a la moralidad.  Después  de  traer  algunos  ejemplos  de  reconstrucción  de  la  ética  en  la actualidad, dice “no sería posible afirmar que el desenlace de la trama histórica de la humanidad será la  felicidad”, pero entiende  que aquellos  ejemplos indican que “la búsqueda y la expectativa constituyen una herencia que probablemente nunca será abandonada” (SILVA, 2007, p. 93). Desde el punto de vista ético, la felicidad es sinónimo de “bien común”, que se presenta como el horizonte de la vida en sociedad, de las relaciones entre individuos y grupos (RIOS, 2001). La vida buena, vivida con dignidad, en el ejercicio pleno de los derechos, de acuerdo con los principios del respeto, de la justicia, de la solidaridad,  que llevan al diálogo,  es lo que buscan los hombres en su “vocación ontológica de ser más”, a la que se refiere Freire. Libertad, alegría, 29  N. de la T.  en el texto usa el término  dicionária.

diálogo, esperanza (ver notas) son conceptos que traen con ellos el de la felicidad o a él se reportan. ¿Cuál es el sentido de la educación si ella no colabora para la construcción de la felicidad? Los conceptos de “felicidad” y “ciudadanía” se acercan en la medida que se reportan  a  la  posibilidad  de  vivir bien  en  compañía, de “pronunciar  el  mundo”  junto con los otros, siendo reconocidos por ellos, y al reconocerlos en un movimiento siempre dialógico. “Felicidad” rima con “ciudadanía”: a pesar de que desde el punto de  vista  lingüístico se diría que es  una “rima equivocada”, desde el punto de  vista histórico-social es una rima más que adecuada, diría Freire. “Ciudadanía”, en el sentido progresista que es usado por Freire, entendida como ejercicio de todos los derechos —civiles, políticos, sociales—, significa participación efectiva en la vida social, posibilidad de vida digna.  Vida buena para todos implica la inclusión de los excluidos, la superación de los prejuicios y discriminaciones, la creación del espacio para las diferencias y la negación de las desigualdades. “La felicidad, deseada por los sujetos individuales, se transforma en derecho a la felicidad cuando es integrado a la intención política y universalista de la democracia”, afirma Misrahi (1997, p. 222). Se puede comprender entonces la perspectiva de la felicidad articulada a la idea de la democracia, entendida por  Freire como algo a ser buscado efectivamente por los individuos y grupos de la sociedad. La comprensión de felicidad como sinónimo del bien común, conduce a la afirmación de que no se puede ser feliz sólo, así como no se puede ser libre o humano sólo. Es por eso que podemos decir que Paulo Freire hace referencia no apenas a la humanidad, sino también a la felicidad cuando afirma: “No soy si tú no eres. No soy sobre todo, si te prohíbo ser” (FREIRE, 1992, p. 100). La felicidad se presenta como un estado, sujeto, por lo tanto, a transformaciones, a rupturas. A pesar de ser vivida como algo que se aproxima de la plenitud, guarda el carácter de finitud y corre riesgos, como toda experiencia humana, construida históricamente. Freire dice que “la afirmación de que “las cosas son así porque no pueden ser de otra forma”, es odiosamente fatalista, pues decreta que la felicidad pertenece apenas a aquellos que tienen poder” (FREIRE, 1995, p. 23). Al contrario, su concepción apunta el carácter utópico de la felicidad. Queremos y tenemos el derecho —todos— de ser más, a ser felices y estamos siempre a camino de esa jornada ontológica y ética. Referencias:  FREIRE, Paulo.  Pedagogia da esperança. Um reencontro com a Pedagogia do oprimido. Rio de Janeiro: Paz e  Terra, 1992; FREIRE, Paulo.  À sombra desta mangueira. São Paulo: Olho d’Água, 1995; MIS-RAHI, Robert.  A felicidade. Ensaio sobre a alegria. Rio de Janeiro: Difel, 2001; PRADO, Adélia. “Ensinamento”. En: Bagagem. Rio de  Janeiro: Imago, 1976; RIOS,  Terezinha A.  Compreender e ensinar. Por uma docência da melhor qualidade. São Paulo: Cortez, 2001; SAVATER, Fernando.  O conteúdo da felicidade. Lisboa: Relógio d’Água Editores, 1995; SILVA, Franklin Leopoldo e.  Felicidade. Dos filósofos pré-socráticos aos contemporâneos. São Paulo: Claridade, 2007

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