lunes, 27 de julio de 2020

ESTADO

ESTADO lucineide  barros Medeiros En la obra de Freire no encontramos una teoría de Estado. Sin embargo en diferentes momentos él manifiesta su comprensión acerca de las funciones, organización  y  funcionamiento  del  Estado  y  del  papel  de  los  agentes  que  lo constituyen en el ejercicio de la administración pública. Para Freire, el Estado está dotado de naturaleza histórica y se encuentra dialécticamente marcado por contradicciones. Es condicionado, pero no determinado por fuerzas hegemónicas. Lejos de cualquier linealidad, su comprensión sobre el Estado surge a partir de la praxis y según él, gana firmeza a partir del exilio, que lo permitió vivir diferentes procesos educacionales formales, bajo la responsabilidad del Estado. Al inicio de los años 1960, participó en la política del Gobierno Arraes, en Pernambuco,  época  en la  que también  actuó en  el Ministerio de  Educación, coordinando el Plan Nacional de Alfabetización. Con la llegada de la dictadura, fue víctima del régimen de estado que impuso el cerco a las fuerzas transformadoras y,  en  ese período,  exilado  fuera  de  su país,  asesoró  gobiernos  en  Chile,  Nicaragua, Santo  Tomé y Príncipe y Ginea Bissau. A su regreso del exilio vivió la actividad político partidaria como afiliado al Partido de los  Trabajadores, habiendo participado del gobierno del Partido, en la ciudad de São Paulo, como Secretario Municipal de Educación.
Decía que es “imposible hacer política  sin ética” y que en su caso esto tenía que ver con el respeto a las clases populares. Afirmó a Sérgio Guimarães  (FREIRE, 1987, p. 14) “En el gobierno municipal aprovecho el poder que surge de él para realizar por lo menos parte del viejo sueño que me anima. El sueño de cambiar la cara  de  la  escuela.  El  sueño  de  democratizarla,  de  superar  su  elitismo  autoritario, lo que solo puede ser hecho de forma democrática.  Imagínese si yo pretendiera superar el autoritarismo de la escuela autoritariamente” (FREIRE, 2000a, p. 74). La participación popular en la vida política, defendida en su tesis de 1959 (FREIRE, 2002, p. 111) se hace práctica en su actuación como Secretario de Estado, por la organización de estructuras democratizadoras y negación de las “estructuras inhibidoras de presencia participativa de la sociedad civil y el comando de la res pública”. Él mismo afirma: “Debo haber sido el Secretario de Educación de la ciudad de São Paulo que tuvo menos poder personal, pero pude por eso mismo, trabajar eficazmente y decidir con los otros” (FREIRE, 1993, p. 75). Frente a la política neoliberal practicada por el Estado, es enfático: “No acepto cierta posición neoliberal que, viendo perversidad en todo lo que el Estado hace, defiende una privatización sui generis de la educación. Se privatiza la educación pero el Estado la financia (…) nada debe ser hecho, por lo tanto, en el sentido de ayudar al Estado elitista a desprenderse de sus obligaciones” (FREIRE, 1993,  pp. 77-78). Ante a la omisión criminal del Estado frente a su deber de promover la educación, él convoca a los movimientos populares a la lucha política: “Jamás dejarlo tranquilo, jamás eximirlo de su tarea pedagógica, jamás permitir que sus clases dominantes duerman en paz” (FREIRE, 1993, p. 21). Reconociendo la naturaleza de clase del Estado, niega la idea de Estado como propiedad de la clase dominante. Define como terreno de lucha y de confrontación de fuerzas e intereses en conflicto, sin dejar de denunciar los impedimentos impuestos  por  él  a  la  realización  plena  de  la  educación  liberadora,  razón  por  la que  defiende  la revolución  que,  a su  modo  de ver, tiene  un carácter  pedagógico,  lo que llama la revolución cultural, que a su vez no se hace por medio del activismo, ni por medio del discurso. Exige  una “teoría de la  acción transformadora”  que contemple la plenitud de la praxis. Resalta el pensamiento de Lenin cuando afirma que “sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario” (FREIRE, 2005, p. 46 y p. 42). Reconociendo que la práctica de la educación liberadora exige poder político, afirma la posibilidad de realizarla antes de la revolución. En ese caso comparte las concepciones de Gramsci de que la revolución no implica solo la  destrucción  positiva  del  Estado,  sino  la  construcción  de  un  nuevo  tipo  de Estado,  que debe  ser  organizado  antes de la  conquista  del poder,  ocasionando una crisis de hegemonía que ocurre cuando se da la separación entre poder y dirección. El nuevo poder “nace en la sociedad vieja”, que, el proceso de superación, promueve el cambio del poder, enseñando a sus líderes el diálogo y el propio poder (FREIRE, 2005, p. 155).
Referencias:  FREIRE, Paulo.  A educação na cidade. 4. ed. São Paulo: Cortez, 2000a.; FREIRE, Paulo.  Educação como prática de liberdade. 12 ed. Rio de Janeiro: Paz e  Tera, 1981; FREIRE, Paulo.  Educação e atualidade Brasileira. 2. ed. São Paulo: Cortez  e  Instituto  Paulo  Freire,  2002;  FREIRE,  Paulo.  Pedagogia  da  esperança.  Um reencontro com a Pedagogia do oprimido. 2. ed. Rio de Janeiro: Paz e  Terra, 1992; FREIRE, Paulo.  Pedagogia  da indignação: cartas  pedagógicas  e outros escritos.  7. reimp. São Paulo: UNESP, 2000b; FREIRE, Paulo.  Pedagogia do oprimido. 44. ed. São Paulo: Paz e  Terra, 2005; FREIRE, Paulo.  Política e educação. São Paulo: Cortez, 1993; FREIRE, Paulo; Sergio, GUIMARÃES.  Aprendendo com a própria história. 2. ed. Rio de Janeiro: Paz e  Terra, 1987.

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