viernes, 31 de julio de 2020

FUTURO/FUTURIBLE

FUTURO/FUTURIBLE luiz Augusto Passos El futuro no puede ser un milagro del azar. Somos tiempo y nos hacemos en él. Somos seres de la falta y por ello, seres insatisfechos y deseosos,  infinitamente abiertos al cambio. Nos movemos a contrapelo de lo que de lo que está allí, además del dato (facticidad) o de lo conquistado, buscando siempre lo que aún no tenemos, en algún lugar, en el futuro o en la fértil “ilusión”  de lo futurible. Seres simbólicos y creadores de nuestro propia tejido simbólico, nuestra casa en el tiempo y en el espacio, somos en ella, nos movemos, nos soltamos del aquí y vivimos también el antes y el después, sentimos nostalgias (pasado) y sufrimos el mañana (futuro) y hasta nos duele lo que pudiéramos haber sido (futurible). Muniz Resende, en Concepção fenomenológica da educação, atribuye a la fenomenología el ensanchamiento de las dimensiones de lo real, pues vuelve visibles dimensiones de la subjetividad, de los sueños, de los deseos y de los proyectos no contemplados en la visión linear del tiempo presente. La postura positivista en las ciencias sociales, preocupada con el presente, cree en la  realidad  tangible,  en  los  hechos sociales, datos lanzados en un presente, en una  configuración,  coyuntura  o  trama  social.  Por  ello  no  lleva  en  cuenta  los proyectos utópicos, que no están ahí, tensionando el presente, por demandas, necesidades, sueños y conflictos. El mundo, los hombres, sus relaciones, si son percibidos a partir de las utopías —negadas por el orden instituido que busca estabilidad  en  el  poder—  se  constituye  en  principios-juicios  locus  de  juicio sobre las inadecuaciones del presente “orden”. Freire  alerta  a  la  imaginación  soñadora  de  que  tenga  un  pie  en  la  realidad: “Pero es necesario tener de él (el futuro) también un diseño como luto para construirlo  como el trabajador necesita del diseño de la mesa  en  la cabeza, antes de producirla (FREIRE, 2000, p. 51). Las utopías generan desequilibrios, revoluciones, tensiones, consciencia de la falta: ponen fuego en el deseo. Deseo que es hambre de sobrepasar y de trascender.   Tensión escatológica por lo que está por venir y que, ya estando ahí, no está en plenitud. Es pues, esperanza en el futuro, que genera la categoría freiriana de lo inédito viable (ver Ficha), que pone en movimiento toda la realidad dada y estática, desestabilizándola. Es el proyecto hecho acción revolucionaria que desenmascara la sacralización del orden social pasado y presente. Además, lanza el poder al banco de los acusados, cuando éste se confronta con el juicio de la utopía que, al confirmar que no necesitaba haber sido así, podría haber sido otro. El poder político está en nosotros, para una acción revolucionaria en el presente a la luz del futuro. Freire dice: “El futuro no nos hace. Somos nosotros los que nos rehacemos en la  lucha  para  hacerlo” (FREIRE,  2000,  p. 27).  Esa  tal vez  sea  la  gran  síntesis del pensamiento de Paulo Freire. No tendremos modelos inspiradores ni esperanza en el futuro sin praxis revolucionaria. La ideología burguesa, naturalizando y sacralizando el orden social, desproblematiza el pasado. Sólo las personas tienen la llave de producción de la historia y de sí mismas en el diálogo con el propio tiempo. “Pensar el mañana es hacer profecía,  pero el  profeta no  es un viejo  de barbas largas y blancas, de ojos abiertos y vivos, de bastón en la mano, poco preocupado con su vestimenta, haciendo discursos con palabras alucinadas” (FREIRE, 2000, p. 51). El profeta vive, escucha y percibe lo que comprende; es la fuente de su curiosidad epistemológica. Dice Freire: Atento a las señales que  busca comprender, apoyado en  la lectura del mundo y de las palabras, antiguas y nuevas, en la base de cuánto y cómo se expone, convirtiéndose así, cada vez, una presencia en el mundo,  de lo que  puede suceder  en esta  o en aquella  dimensión  de la experiencia histórica social. (p. 51) En esta perspectiva, solo existe  futuro si pudiéramos comprendernos a nosotros y a la historia como inacabados, inconclusos, y por lo tanto como demandando su problematización por lo pensado y vivido a la luz del proceso temporal, del pasado y del futuro, de lo que todo el presente es hecho. De esa forma nace la noción historiadora de la lucha por la liberación de los oprimidos en Freire. Cegados por una falsa visión de la historia, la derecha “pretende” domesticar  el  presente  para  que  el  futuro,  en  la  mejor  de  las  hipótesis,  repita el presente “domesticado”, mientras la izquierda transforma el futuro en algo preestablecido, una especie de destino, de suerte o de destino irremediables. Se cierran —los sectarios— en un “círculo de seguridad” que aprisiona a ambos, establecen su verdad, diferente de aquella de los hombres que están en la lucha por construir un futuro, “luchando y aprendiendo, unos con los otros, a edificar ese futuro que aún no  está dado, como  si fuera  un destino, como si debiera ser recibido por los hombres y no creado por ellos” (FREIRE, 1983, p. 14). De esa manera, la educación se rehace constantemente en la praxis. “Para ser tiene que estar siendo” (p. 42). “La educación problematizadora, que no es f ijismo  reaccionario,  es  futuridad  revolucionaria.  De ahí  que  sea  profética, y  como tal, esperanzadora” (p. 12). Leandro Konder, inspirado en Brecht, dice que la realidad injusta en Brasil “por ser como es, no se quedará como está” (1986,  p. 47), alimentando la acción revolucionaria. “Para mí, una de las bonitezas del anuncio profético está en que no anuncia o lo que necesariamente vendrá, sino lo que puede venir, o no” (FREIRE, 2000, p. 54). No hay historia sin lucha, sin proyecto colectivo, sin conflictos, sin movimiento de humanización, y es este conjunto de dimensiones que, educando a las personas, puede venir a liberar. Freire invoca aún una categoría medieval de la arquitectura teológica de Molina. Molina preguntaba: ¿Qué habría ocurrido con la historia si Dios habría hecho un mundo donde no hubiera posibilidad  de libre arbitrio, y por lo tanto de que ocurra el pecado? La pregunta sobre la condición que no fue, sobre el tiempo que podría haber sido, es siempre revolucionaria, despierta perspectivas. Freire habría concordado con Arendt: “Es siempre posible insertar en la acción humana aquel renacimiento, que saca del tiempo su fatalidad, que rompe con la mera reproducción de lo ya hecho, perspectivas para poder respirar” (ARENDT, 2001, p. 258).  Todo inmovilismo mata.  Vale lo que dijo el poeta: “¡Todo lo que  mueve es sagrado, y remueve las montañas con todo cuidado, mi amor!” (Guilherme Arantes). Referencias:  ARENDT, Hannah.  A condição humana.  Tradução de Alberto Raposo. 10. ed. Rio de Janeiro: Forense Universitária, 2001; FREIRE, Paulo.  Pedagogia da autonomia. Rio de Janeiro: Paz e  Terra, 1997; FREIRE, Paulo.  Pedagogia da indignação. São Paulo: UNESP, 2000; FREIRE, Paulo.  Pedagogia do oprimido. Rio de  Janeiro: Paz  e  Terra,  1983;  KONDER,  Leandro.  O  que  é  dialética?  15.  ed.  São Paulo:  Brasiliense,  1986; REZENDE, Antonio  Muniz  de.  Concepção fenomenológica da educação. São Paulo: Cortez e Autores Associados, 1990.

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