jueves, 30 de julio de 2020

FATALISMO/FATALIDAD

FATALISMO/FATALIDAD Jaime José Zitkoski A partir del diálogo entre las perspectivas filosóficas de la dialéctica y de la fenomenología existencial, Freire concibe una propuesta antropológica innovadora que destaca el proceso de humanización a partir de una revolución cultural. En esa dirección, el pensamiento freiriano es radicalmente contra todas las visiones y/o posturas fatalistas frente a la comprensión de la existencia humana en el mundo. Ya en Pedagogia do oprimido él habla de un pensar crítico que se contrapone al pensar ingenuo y de una teoría de la acción dialógica que es esperanza de superación de la teoría de la acción anti dialógica, infelizmente más hegemónica en nuestro mundo. Pero es en la Pedagogia da esperança que Freire explicita de forma muy clara y precisa, la diferencia de fondo entre concebir la historia de la humanidad como posibilidad, o reproducir concepciones fatalistas en el modo de ver la realidad que nos circunda y nos desafía cotidianamente. En esa perspectiva, la crítica freiriana a las visiones fatalistas de mundo tiene como punto de partida la propia concepción del ser humano, que implica una forma de pensar nuestra existencia en una concreción histórica, con los límites y el potencial de realización de cada persona en su vocación de ser más. Al abordar las condiciones del diálogo verdadero en la perspectiva de una  educación  liberadora,  Freire  (1993)  concibe  como  una  de  las  condiciones indispensables para la humanización de la vida en sociedad, pensar cierto, o el pensar crítico, que busca superar los niveles de conciencia ingenua. A partir de sus propias palabras, podemos notar la importancia de la perspectiva dialéctica para una educación humanizadora, pues el pensar crítico-dialéctico, a diferencia de una visión fatalista (…) es un  pensar que  entiende la  realidad  como proceso,  que la capta  en  su  constante  devenir  y  no  como  algo  estático.  No  se  vuelve dicotómica en sí mismo en la acción. Se “baña” permanentemente  de temporalidad, cuyos riesgos no teme. En Pedagogia da esperança, Freire retoma la Pedagogia do oprimido y, de modo siempre original y profundo, refuerza el pensar crítico sobre el modo de concebir el mundo, la historia humana y nuestra existencia contextualizada siempre a partir de un ethos cultural específico de la época y lugar en que nos encontramos en el mundo. Al concebir la historia como posibilidad, Freire (1994) rescata la importancia del sueño y de la utopía en la concreción de la existencia humana, que se hace y se rehace constantemente a partir de un mundo social históricamente construido. La búsqueda del ser más, la conciencia de la inconclusión y el conocimiento de que  es un ser  condicionado  pero  no determinado,  hacen del  ser humano  una “criatura” especial en el mundo, pues, a diferencia de todos los demás seres, “nosotros tomamos nuestro destino en la manos” (FREIRE, 1997). El pensar crítico y la conciencia de la forma de ser en el mundo, según Freire (1994), convergen a un modo coherente de concebir la historia que, refutando vehementemente los fatalismos y/o determinismos, confiere a la especie humana la capacidad y la responsabilidad de definir por sí misma, el propio futuro para sí y para el mundo. En ese sentido, Freire (1994) explicita su crítica y toda y cualquier forma de fatalismo, tanto de derecha como de “izquierda”: Esa visión “domesticada” del futuro, de la que participan reaccionarios y “revolucionarios”, naturalmente cada uno y cada una a su manera, coloca, para los primeros, el futuro como repetición del presente, que sin embargo debe sufrir cambios adverbiales, y para los segundos, el futuro como “progreso inexorable”. Ambas visiones implican una inteligencia  fatalista  de  la  historia,  en  que  no  hay  lugar  para  la  esperanza auténtica. (p. 101) El rescate de la importancia del sueño, de la esperanza y de la utopía, es el camino  para  la  comprensión  de  la  historia  y  de  la  condición  humana  en  el  mundo de forma profundamente dialéctica y liberadora. En él, Freire refuerza el valor del sueño y de una educación de la esperanza como características intrínsecas de la propia naturaleza humana, que se va haciendo a sí misma en la historia: Haciéndose  y  rehaciéndose  en  el proceso de  hacer  la  historia,  como sujetos y objetos, mujeres y hombres, convirtiéndose en seres de la inserción en el mundo y no de la pura adaptación al mundo,  terminaron por  tener en  el sueño  también un  motor de  la historia.  No  hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza. (1994, p. 91) Por lo tanto, según Freire (1993, 1994, 1997), no es posible concebirnos como  seres  humanos  sin  las  dimensiones  vitales  del sueño  y  de  la  esperanza,  que mueven la auténtica utopía de un futuro mejor para la humanidad. Refutando todas las formas de fatalismos, Freire insiste en la forma dinámica de trascendernos a nosotros mismos,  a partir  de la búsqueda permanente  de ser más, que implica trasponer concretamente todas las barreras que atrofian nuestro potencial como seres  históricos,  inacabados  y  en  búsqueda  de  ser  más  libres,  felices,  y  por  lo  tanto, más humanizados. Referencias:  FREIRE, Paulo.  Pedagogia da autonomia. São Paulo: Paz e  Terra, 1997; FREIRE,  Paulo.  Pedagogia da  esperança.  São Paulo:  paz e  Terra, 1994;  FREIRE, Paulo.  Pedagogia do oprimido. São Paulo: Paz e  Terra, 1993.

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