De estos resultados se pueden deducir algunas conclusiones importantes para nuestra realidad educativa a partir de una pregunta previa: ¿Por qué siempre se buscan recetas en países cuyos logros reales son comprobadamente deficientes?. Está claro que la tercera conclusión del estudio es muy determinante para potenciar el devenir educativo, destacando los conceptos de “voluntad política para la educación” y “crecimiento del presupuesto educativo”; en este sentido, la voluntad política y el crecimiento presupuestario deben retroalimentar las innovaciones pedagógicas y de gestión, lo que a su vez repercute en mayores índices de calidad y equidad. Tal como se puede apreciar, algunos mitos se derrocan en ciertos países, concretamente dos: la educación urbana es superior a la rural, y la educación privada es superior a la pública; esto nos exige una mirada hacia los sistemas educativos de Cuba, República Dominicana, Brasil Colombia y Venezuela, los cuales no están en los cánones recetarios de muchos organismos y funcionarios, que andan vendiendo un paquete en donde el envoltorio es muy bonito pero el contenido deja mucho que desear. En este contexto, vale rescatar las preguntas iniciales que definen el ámbito de lo que es “Calidad Educativa”, y aquí, análogamente nos preguntamos por el contenido curricular (¿qué aprenden los estudiantes?), por los ámbitos exaula (¿cuál es el nivel en el que ocurren esos aprendizajes?), por las tecnologías educativas y capacidad de interacción (¿qué competencias han desarrollado los estudiantes en base de esos aprendizajes?), por los docentes (¿cómo han ocurrido los aprendizajes?), y por la infraestructura y equipamiento (¿bajo qué condiciones se han producido los aprendizajes?) Finalmente, la “Ley Orgánica de Calidad de la Educación” (10/2000) de España, establece un apartado titulado: “De los principios de calidad14 (Art. Nº 1)”, a través de los cuales obtenemos una visión más amplia del significado pragmático de calidad de la educación: “Son principios de calidad del sistema educativo: a) La equidad, que garantiza una igualdad de oportunidades de calidad, para el pleno desarrollo de la personalidad a través de la educación, en el respeto a los principios democráticos y a los derechos y libertades fundamentales. b) La capacidad de transmitir valores que favorezcan la libertad personal, la responsabilidad social, la cohesión y mejora de las sociedades, y la igualdad de derechos entre los sexos, que ayuden a superar cualquier tipo de discriminación, así como la práctica de la solidaridad, mediante el impulso a la participación cívica de los alumnos en actividades de voluntariado. c) La capacidad de actuar como elemento compensador de las desigualdades personales y sociales. d) La participación de los distintos sectores de la comunidad educativa, en el ámbito de sus correspondientes competencias y responsabilidades, en el desarrollo de la actividad escolar de los centros, promoviendo, especialmente, el necesario clima de convivencia y estudio. e) La concepción de la educación como un proceso permanente, cuyo valor se extiende a lo largo de toda la vida. f) La consideración de la responsabilidad y del esfuerzo como elementos esenciales del proceso educativo. g) La flexibilidad, para adecuar su estructura y su organización a los cambios, necesidades y demandas de la sociedad, y a las diversas aptitudes, intereses, expectativas y personalidad de los alumnos. h) El reconocimiento de la función docente como factor esencial de la calidad de la educación, manifestado en la atención prioritaria a la formación y actualización de los docentes y a su promoción profesional. i) La capacidad de los alumnos para confiar en sus propias aptitudes y conocimientos, desarrollando los valores y principios básicos de creatividad, iniciativa personal y espíritu emprendedor. j) El fomento y la promoción de la investigación, la experimentación y la innovación educativa. k) La evaluación y la inspección del conjunto del sistema educativo, tanto de su diseño y organización como de los procesos de enseñanza y aprendizaje. l) La eficacia de los centros escolares, mediante el refuerzo de su autonomía y la potenciación de la función directiva de los centros. Es sumamente interesante analizar esta amplia concepción de Calidad, la cual se sustenta e integra los aspectos de “equidad”, “participación”, “confianza”, “eficiencia”, entre otros tópicos. Al respecto, según Eugenio Rodríguez Fuenzalida15, existen cuatro grandes categorías interpretativas o hermenéuticas de calidad: 1.- Calidad en la ampliación de cobertura (análisis de los input); 2.- Calidad y eficacia del sistema (análisis de los output); 3.- Calidad y la gestión pedagógica (análisis de las relaciones en el aula); y 4.- Calidad y gestión administrativa (eficiencia descentralización y/o desconcentración). Esto implica, que más allá de la concepción aislada de la calidad educativa, es necesario contextualizar el concepto en otras vertientes, como por ejemplo: La administración del cambio, acciones para implementar el modelo de calidad, el poder de la visión, misión y los valores, el liderazgo, la administración por calidad, la aplicación del plan de calidad, los ajustes al modelo puesto en marcha16, entre otros.
PROFESOR DE ESCUELA PUBLICA EN EL ESTADO DE HIDALGO facebook: Esteban Alfaro Alarcón facebook.com/esteban.alfaroalarcon … Twitter: @alfaroesteban_ https://twitter.com/alfaroesteban_ Instagram: alfaroesteban_2
viernes, 5 de octubre de 2018
Calidad
Las percepciones y acepciones en torno a los límites y alcances del concepto de calidad educativa gozan de una cierta inmunidad inagotable; de hecho, calidad –qualis- es simplemente la manera de ser, el carácter, la índole, la nota existencial y presencial de algo, o sea que la calidad por sí misma es un estado abierto de lo sustantivo cuyo margen oscila, maniqueamente, de extremo a extremo: calidad pésima, mediocre, aceptable y excelente, pero a fin de cuentas calidad; solo basta un punto de vista subjetivo para el juicio, pero ¿cuál es la calidad objetiva deseable?. Graciela Olearraga Mussio en su obra “Educación y Calidad Total” habla de una “cultura” de la calidad educativa; no cree en los discursos periféricos, sino en un ethos arraigado en las creencias y valores de quienes están en los entornos educativos. Los expertos Darío Púlfer, Lesbia Canovas y Gabriel de Pujadas, quienes elaboraron el documento preparatorio para la IX Conferencia Iberoamericana de Educación celebrada en Cuba en julio de 1999, plantean la trilogía calidad-equidad-participación como un núcleo indivisible, es decir, no admiten la calidad como un elemento aislado. El especialista mexicano Ernesto Elizondo plantea la “calidad de la educación como una experiencia”, y no como un logro, producto de una decisión política. Al hablar de una definición de calidad digamos con J. Cajide que: “la calidad, como la creatividad, la inteligencia...cuanto más se profundiza en ellas, más difícil nos resulta delimitarlas”; la raíz etimológica nos remite al latín “quialitas - atis” derivado de qualis= cualidad, modo de ser, propiedad; adjetivo relativo e interrogativo; significado actual= conjunto de propiedades inherentes a una cosa que permite valorar en contraste. Según normas de la International Standard Organization (ISO) calidad es: “conjunto de propiedades y características de un producto o servicio que le confieren la aptitud de satisfacer necesidades explícitas o implícitas”. Según De Miguel la calidad educativa es un concepto multidimensional que puede ser operativizado en función de variables muy diversas: calidad como excepción (clásico o moderno); calidad como perfección o mérito (bien hecho); calidad como adecuación a propósitos (fines o contrastes); calidad como producto económico (recio); Calidad como transformación y cambio (reformar); y según Rul, el concepto de calidad es un mito de las sociedades postindustriales, y en educación se manifiesta en dos aspectos: perspectiva axiológica (excelencia) y perspectiva pragmática (funcionalismo). El concepto de “calidad” tiene múltiples riesgos: relatividad, subjetividad, complejidad, variabilidad, diversidad, temporalidad y ambigüedad; para hablar de calidad educativa se consideran cuatro aspectos: 1) nivel de escolaridad; 2) fines y objetivos; 3) de “qué”; 4) calidad para quién y según quién. Así mismo, la calidad puede estar centrada en: el producto, en el proceso, en la coherencia, en el input, el en output, o bien definida y centrada en: la institución, sus programas, sus recursos, su tradición, sus docentes, sus estudiantes, en los rankings. En términos racionales podemos decir que calidad de la Educación se entiende como: tendencia, trayectoria, construcción, proceso o devenir continuo, se trata de una filosofía que compromete a todos; se trata de un aspiral ascendente; calidad (mejora permanente) no es igual a eficiencia (capacidad de producir al máximo), ni a eficacia (capacidad de lograr lo propuesto), sino que las supera. Calidad es más que rendimiento académico, implica el compromiso, la satisfacción, la entrega, lo que requiere un amplio rango de medidas de resultados; la búsqueda de la calidad no está en un punto de llegada, está en el camino; es un proceso cuasi-ético. Recientemente, el Laboratorio Latinoamericano de la Calidad de la Educación de la UNESCO-ORELAC publicó los resultados del Primer Estudio Internacional Comparativo, en donde participaron trece países del continente, dos de los cuales son de nuestra región (Honduras y Costa Rica); tres de los países no tuvieron la suficiente capacidad de responder a las exigencias técnicas: Costa Rica, México y Perú13. Cinco preguntas fundamentales definían en el estudio el ámbito de la “calidad educativa” : ¿qué aprenden los estudiantes?, ¿cuál es el nivel al que ocurren esos aprendizajes?, ¿qué competencias han desarrollado los estudiantes en base de esos aprendizajes?, ¿cómo han ocurrido los aprendizajes?, y ¿bajo qué condiciones se han producido los aprendizajes?. El estudio revela importantes datos que a continuación comentamos, según el orden del propio estudio: En primer lugar, se destaca que a nivel de logros y distribución de rendimientos existen margenes diferenciales muy amplios en los países, destacando sobre todos el alto nivel de Cuba; el rango de dispersión en los puntajes obtenidos oscila entre 53 y 461 puntos; todos los países, a excepción de Cuba, se sitúan en un rango de una desviación estándar a cada lado de la media regional. En segundo lugar, se detectó que las escuelas rurales siguen reportando los logros más bajos, salvo en Colombia, en donde las escuelas rurales en el área de lenguaje y matemática obtienen puntajes más altas que las urbanas; así mismo, se detectó un mayor diferencial de logros a favor de los centros educativos públicos sobre los privados en algunas áreas y grados en Cuba, República Dominicana, Brasil, Colombia y Venezuela. En tercer lugar, en lo que se refiere a las influencias de políticas educativas sobre la calidad, se señala que en los países donde tiene lugar la aplicación de innovaciones pedagógicas e innovaciones en la gestión y donde existe un alto nivel de voluntad política expresada en la distribución presupuestaria, se logran mejores resultados.
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