AD-MIRAR
Miguel escobar
Traducción (al portugués): Mirele Alberton
Paulo Freire no toma el término “admirar” en el sentido de quedarse absorto frente a algo, ni de entusiasmarse o maravillarse. Para él “ad-mirar”, con raíces latinas, es un término compuesto por la preposición ad que indica dirección, en dirección a, y el verbo mirar que significa ver. Ad-mirar es ver en dirección de algún lugar, dirigir la mirada hacia algo, direccionarlo. Consecuentemente, en el pensamiento de Paulo Freire ad-mirar es dirigir la mirada hacia el objeto de conocimiento como un objeto en sí mismo, es objetivar el yo, separándolo del no-yo, tomar distancia del objeto, mediante la separación de la subjetividad de la objetividad. La ad-miración es una operación eminentemente humana en la medida que, al tomar distancia del no-yo podemos aproximarnos curiosamente de él, para comprenderlo, para descubrirlo, “des ocultarlo”. No hay acto de conocimiento sin una ad- miración del objeto a ser conocido. Sin embargo, al ser el conocimiento un proceso —no hay conocimiento terminado—, al querer conocer, ad-miramos, más allá del objeto de conocimiento, nuestra admiración anterior del mismo objeto, nuestra percepción del objeto. Paulo Freire afirma:
“Ad-mirar” y “admiración” no tienen aquí la significación usual. Admirar es objetivar un “no-yo”. Es una operación que, al caracterizar a los seres humanos como tales, los diferencia del otro animal. Está directamente vinculada a su práctica consciente y al carácter de su lenguaje. Ad-mirar implica colocarse frente al “no-yo”, curiosamente para comprenderlo. Por eso, no hay acto del conocimiento sin admiración del objeto a ser conocido. Pero si el acto de conocer es un proceso —no hay conocimiento acabado— al buscar conocer, admiramos no sólo el objeto sino también nuestra admiración anterior al objeto mismo. (FREIRE, 1977, p. 74)
En el proceso epistemológico de admirar, como en todo proceso del conocimiento, Paulo Freire enfatiza en la importancia de construir conocimiento a partir de la práctica. En los procesos educativos por ejemplo, debe existir una relación dialéctica ente transmisión de conocimientos y creación de conocimientos,
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por lo cual es necesario conocer al mismo tiempo, tanto la práctica como el conocimiento producido. En este sentido es necesario por ejemplo, conocer el pensamiento de Paulo Freire en su totalidad, para poder reinventarlo.
Paulo Freire propone pensar la práctica para transformarla, teniendo presente que entre teoría y práctica existe una relación dialéctica. Una teoría sin práctica es verbalismo y una práctica sin teoría es activismo. Es necesario ad-mirar la práctica para desarrollar un ejercicio de abstracción y descubrir el vínculo dialéctico entre concepto y práctica: la práctica es la que da fundamento al concepto, que surge de la práctica como reconstrucción racional de los datos conocidos de la realidad, y regresa a la práctica, penetra en ella, conociéndola mejor para poder transformarla mejor. De ahí la importancia del diálogo como marca del acto del conocimiento. Es mediante el diálogo que los hombres y las mujeres pueden desarrollar su capacidad de sujetos pensantes, al asumir como suyos el proceso del conocimiento que los llevará a conocer su realidad. Al admirar el conocimiento que se tiene de un determinado objeto de estudio, ubicado en el contexto de la práctica, se puede analizar la percepción que se tiene de la realidad. Debido a que no existe un “yo pienso”, sino un “nosotros pensamos”, el sujeto pensante, que es un sujeto social, al ad-mirar puede tomar distancia de su percepción y conocer el por qué de ella, por ejemplo, la ideología que esconde la realidad y anestesia la conciencia. Así él podrá realizar un análisis crítico de la percepción anterior para obtener un conocimiento, una percepción crítica.
Cada concepto propuesto por Paulo Freire es una ventana para entrar y ad- mirar el mundo, nuestro mundo, nuestro estar siendo, nuestra lucha, nuestra amorosidad. Cada concepto de él es otra puerta para entrar en su propuesta pedagógica, una llave para pronunciar el mundo. Ad-mirar el mundo es tomar distancia de él para mejor “leer” tanto el origen de las relaciones de opresión como la capacidad de lucha y de resistencia que se realiza en la esperanza de una sociedad que necesita reinventarse de abajo hacia arriba, para que, entre otras cosas, sea menos difícil amar. Cada ventana freiriana es una mirada que nos invita a detenernos para ad-mirar el mundo, para tomar distancia de él y recoger el velo que silencia: la cultura del silencio que anestesia la consciencia, cubre de miedo el camino de la solidaridad, de la amorosidad y sólo observa la derrota del dolor, la sangre de las luchadoras y de los luchadores sociales, en la muerte de la palabra como acción transformadora. Cada puerta freiriana es una entrada para ad-mirar la práctica, al construir el camino epistemológico de pensar con las harapientas y los harapientos del mundo y luchar por pronunciar otro mundo posible: el mundo de la justicia, de la democracia, de la libertad. Admirar con las y los harapientos del mundo es desvelar con ellas y ellos, nunca para ellos. Es revelar la mentira, el engaño y la perversión de la ética capitalista: la explotación del hombre por el hombre, la ley de la oferta y la demanda, el anestesiar la consciencia, el fin de la historia, la demonización de los luchadores y de las luchadoras sociales.
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Referencias: FREIRE, Paulo. ¿Extensión o comunicación? La concientización en el medio rural. 2. ed. México: Siglo XXI Editores, 1975; FREIRE, Paulo. Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI Editores, 1970; FREIRE, Paulo. Ação cultural para a libertação e outros escritos. Lisboa: Moraes editores, 1977; FREIRE, Paulo. La importância del acto de leer. México: Siglo XXI Editores, 1974; ESCOBAR, Miguel. Paulo Freire e a prática. Sonhos, utopias e lutas. São Paulo: Líber Livro Editora (em prensa).
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