UN TERCIO DE VARITAS.
Algo teníamos que hacer en nuestro tiempo libre, muchos de nosotros de una manera o de otra, ayudábamos en las labores de la casa.
...- Doña Mode, deje ir con nosotras a Toño, vamos por unas varas al monte.
-Si doña Dominga, ¿Quien más va a ir con usted?
Preguntó mi mamá secándose las manos en su babero porque estaba lavando la ropa.
- Irá también doña Lucía, lo llevaremos con cuidado y así sirve de que nos acompaña.
-Esta bien doña Dominga, ¡Toño! Acompaña a las señoras y te buscas un lazo, tú mecapal y el machete, están colgados en el pilar de la cocina.
Recuerdo que tenía diez años y también recuerdo ir con mucha alegría, pero era más la curiosidad por ir al monte, ya lo había hecho algunas veces con mi padre, pero esta vez acompañaría a las señoras.
Caminamos muy apurados, las señoras iban platicando, y entre plática y plática, entramos al monte por una vereda angosta, caminamos entre piedras y entre árboles de encino, de madroños, de tepozanes y de ocotes.
- Por aquí hay que buscar la leña doña Lucía.
-Esta bien doña Dominga, se vé que hay ramas tiradas, ayer hizo mucho aire.
- ¡Toño! allí abajo de ese ocote corta las ramitas con tu machete, hazlo con cuidado, no te vayas a cortar.
-Si doña Lucía, lo haré con cuidado.
Y así, poco a poco juntamos leña, eran varas delgadas que después atamos e hicimos un "tercio", algo parecido a un rollo y cada quien cargo el suyo en la espalda.
Y ahí vamos de regreso a casa, no tardamos más de tres horas en ir y venir haciendo pequeños descansos; solo para tomar un poco de agua.
Ya cuando llegamos al pueblo, doña Dominga y doña Lucía se despidieron y a mí me encaminó doña Dominga hasta la casa
- Ya llegamos doña Mode y aquí está Toño con su tercio de varitas, muchas gracias por dejar que nos acompañara.
-Si doña Dominga, cuando otra vez vayan que las acompañe, porque cuando sale de la escuela ya no hace nada más que la tarea, y ahorita lo voy a poner a que de una vez la haga.
Me sentí muy contento por ver a mi madre, ella estaba en la vieja cocina echando las tortillas para la cena, tenía la cara llena de satisfacción al ver que llegamos con bien, y que le había llevado su "tercio de varitas"; para echar sus tortillas.
-Ten hijo, comete un "pollito" (tortilla recién salida del comal con un poquito de sal; y oprimida con la mano), mientras llega tu papá de trabajar para que cenemos todos juntos...
Historia original de Marco Antonio Olguín Sánchez.
(La imagen solo es ilustrativa).
No hay comentarios:
Publicar un comentario