PROFESOR DE ESCUELA PUBLICA EN EL ESTADO DE HIDALGO facebook: Esteban Alfaro Alarcón facebook.com/esteban.alfaroalarcon … Twitter: @alfaroesteban_ https://twitter.com/alfaroesteban_ Instagram: alfaroesteban_2
viernes, 31 de julio de 2020
GLOBALIZACIÓN
GLOBALIZACIÓN José eustáquio Romão Paulo Freire usó el término “globalización” y sus derivados con mucha más economía que el vocablo “neoliberalismo”. A pesar de que la trata como un fenómeno histórico, por ejemplo en el campo de un modo de producción —“Es posible que, con la creciente globalización31 de la economía, pronto las huelgas en determinados sectores de la producción perderán eficacia” (FREIRE, 1995, p. 43)— también la enuncia como componente fáctico e ideológico que se situará como amenaza para las luchas y las conquistas populares. En Pedagogia da autonomia. Saberes necessários à prática educativa (1997), la vincula definitivamente al Neoliberalismo, en la medida que le relaciona con las mismas pretendidas prerrogativas auto-atribuidas de la ideología fatalista de las élites contemporáneas: No es posible hacer nada contra la globalización, que se ha llevado a cabo porque debía ser llevada a cabo, y tiene que continuar su destino porque de esa manera se encuentra misteriosamente escrito que debe ser. La globalización que refuerza el mandato de las minorías poderosas y desmenuza y pulveriza la presencia impotente de los subalternos, convirtiéndolos aún en más impotentes, es un destino dado. Frente a ella no hay otra salida sino que cada uno baje la cabeza dócilmente y agradezca a Dios por el hecho de estar aún vivo. Agradezca a Dios o a la propia globalización. (FREIRE, 1997, p. 129) Se puede afirmar sin ninguna duda, que Paulo Freire consideró la Globalización32 mucho más como la elaboración ideológica justificadora de las ideas, concepciones, proyecciones y aspiraciones, en fin, como componente importante de la Weltanschauung burguesa, que como fenómeno histórico generalizado contemporáneo. Por eso él trata mucho más del “Globalismo”, que es una expresión contemporánea del pensamiento burgués neoliberal, que de los fenómenos económicos, sociales, políticos o culturales que cubren la superficie del Planeta. Incluso al tratar específicamente del campo económico, no deja de destacar su característica de tráfico ideológico: 31 Resaltaremos en negritas el término en las citas de los textos de Paulo Freire. 32 escrita aquí con mayúsculas, por tratarse de una específica visión del mundo. La capacidad que tiene la ideología de suavizarnos, nos hace a veces aceptar mansamente que la globalización de la economía es una invención de ella misma o de un destino que no podría evitarse, casi una entidad metafísica y no un momento del desarrollo económico sometido, como toda producción económica capitalista, a una cierta orientación política dictada por los intereses de los que detentan el poder. Sin embargo, se habla de globalización de la economía como un momento necesario de la economía mundial de la que por eso mismo, no es posible escapar. (…) Si la globalización implica la superación de fronteras, la apertura sin restricciones al libre comercio, que se acabe entonces quien no pueda resistir. No se indaga por ejemplo, si en momentos anteriores de la producción capitalista, en las sociedades que lideran la globalización actual, ellas eran tan radicales en la apertura que consideran ahora una condición indispensable del libre comercio. Actualmente exigen de los otros lo que no hicieron con ellas mismas. Una de las cuestiones eficaces de su ideología fatalista es convencer a los perjudicados de las economías sometidas, que la realidad es tal cual, que no se puede hacer nada sino seguir el orden natural de los hechos. Pues la ideología neoliberal se esfuerza por hacernos entender la globalización como algo natural o casi natural y no como una producción histórica. (FREIRE, 1997, pp. 142-144) En esta última referencia, la vinculación intrínseca entre globalización y neoliberalismo es explícita, sin que se identifique sin embargo los dos términos, ya que el primero es apenas un componente del segundo. La condena, el anatema de la globalización, ahora presentada como un calificativo más típico de la propuesta neoliberal, aparece también explícitamente en las últimas páginas del último libro que publicó en vida: El discurso de la globalización que habla de la ética, esconde sin embargo que su ética es la ética del mercado y no la ética universal del ser humano, por la cual debemos luchar bravamente si en verdad optamos por un mundo de personas. El discurso de la globalización, oculta astutamente o busca en ella opacar la reedición intensificada al máximo, incluso si es modificada, de la aciaga maldad con la que el capitalismo aparece en la Historia. El discurso ideológico de la globalización busca disfrazar que ella viene robusteciendo la riqueza de unos pocos y empujando hacia abajo la pobreza y la miseria de millones. El sistema capitalista alcanza en el neoliberalismo globalizante el máximo de eficacia de su maldad intrínseca. (FREIRE, 1997, p. 144) En su obra póstuma Pedagogia da indignação: cartas pedagógicas e outros escritos (2000), Paulo Freire vuelve al tema de la globalización, proponiendo con todas sus fuerzas el fatalismo de las teorías elitistas que la presentan como natural en el curso de los sucesos históricos: Lo que me parece imposible es aceptar que no haya otro camino para las economías frágiles sino acomodarse pacientemente, al control y a los dictámenes del poder globalizante. Poder ante el que no hay cómo no inclinarnos de manera fatalista, de brazos cruzados, estupefactos o conformistas. Lo que me parece imposible es callar frente a esta expresión pos-moderna de autoritarismo. Lo que me parece imposible es aceptar dócilmente que el mundo cambió de manera radical y repentina, del día a la noche, haciendo desaparecer las clases sociales, la izquierda y la derecha, dominadores y dominados, acabando con las ideologías y haciendo todo más o menos igual. No me parece imposible sin embargo, respetar el derecho de quien piensa o comenzó a pensar de esta manera. De forma vehemente, me niego a aceptar que yo “me acabé” porque continúo reconociendo la existencia de las clases sociales, porque niego la ideología de la despolitización de la administración pública, embutida en la llamada “política de resultados”, porque afirmo la fuerza de las ideologías. (FREIRE, 2000, p. 49) En esta crítica, lo que más llama la atención es la denuncia freiriana de las descalificaciones hegemónicas, que siempre apelan a la “modernidad pragmática” de sus ideas y propuestas y al anacronismo de las ideas antagónicas. La valentía de asumir ideas, análisis y propuestas, que son clasificadas de superadas, es una alerta que Paulo Freire hace en el sentido de no renunciar a formulaciones que, precisamente por su poder transformador, son descalificadas o están bajo otro ropaje por las clases dominantes. Esa es una peligrosa trampa, pues la resistencia acaba sintiéndose sin propuestas, sea porque se avergüenza de sus propias banderas (descalificadas), sea porque no las reconoce más bajo la transformación que sufrieron en las huestes adversarias. De manera sabia, Paulo Freire enfrentó la “inevitabilidad” del futuro previsto en los discursos que defienden la globalización: La globalización de la economía o los avances tecnológicos por ejemplo, en sí mismos no perfilan un mañana considerado cierto, una especie de ampliación mejorada de una cierta expresión del hoy. La globalización no acaba con la política al colocar la necesidad de hacerla de manera diferente. Si tiende a disminuir la eficacia de las huelgas en la lucha obrera, no significa el fin de la lucha. El fin no es de la lucha sino de una forma determinada de luchar, la huelga. A los obreros cabe reinventar la manera de pelear y no acomodarse, pasivamente, ante el nuevo poder. (FREIRE, 2000, pp. 92-93) Finalmente, dirigiendo su atención al sector educacional, Paulo Freire dejó una lección que, para quienes tienen compromiso con la transformación social, es casi imposible no asumirla como alternativa única: Precisamente debido a que sé que cambiar es difícil, pero es posible, que hago el esfuerzo crítico de trabajar en un proyecto de formación de educadores, por ejemplo, o de obreros de la construcción. De formación y no de puro entrenamiento técnico-profesional. En la formación no separo la capacitación técnico-científica del educando de los conocimientos necesarios al ejercicio de su ciudadanía. En la visión pragmática-mecanicista, contenida en discursos reaccionariamente posmodernos, lo que importa es la transferencia de saberes técnicos, instrumentales, para asegurar una buena productividad al proceso productivo. Este tipo de pragmatismo neoliberal al que se adhirieron con entusiasmo hombres y mujeres, antes de izquierda, se funda en el siguiente razonamiento, no siempre explícito: si ya no hay clases sociales, por lo tanto sus conflictos tampoco, si ya no hay ideologías, derecha o izquierda, si la globalización de la economía no solo redujo al mundo sino que lo hizo casi igual, la educación que se necesita hoy no tiene nada que ver con sueños, utopías, concientización. No tiene nada que ver con ideologías sino con el saber técnico. La educación será tanto más eficaz cuanto mejor entrene a los educandos en ciertas destrezas. Introducir en la enseñanza y en el aprendizaje de matemáticas, de física, o en el “entrenamiento” de los obreros calificándose técnicamente, el sueño de la liberación, o la utopía de la justicia social es repetir errores funestos, por los cuales ya pagamos caro. La educación para el hoy es aquella que sea mejor adapte a los hombres y mujeres al mundo tal como está siendo. Probablemente nunca se haya hecho tanto por la despolitización de la educación como hoy. (FREIRE, 2000, pp. 94-95) En verdad, la “despolitización” de la educación es un intento que requiere argumentos políticos para producirse. Por lo tanto, en la ruta de Freire, más que nunca es necesario politizar lo que se hace en el campo educacional y pedagógico. Referencias: FREIRE, Paulo. À sombra desta mangueira. São Paulo: Olho d’Água, 1995; FREIRE, Paulo. Pedagogia da autonomia. Saberes necessários à prática educativa. São Paulo: Paz e Terra, 1997; FREIRE, Paulo. Pedagogia da indignação: Cartas pedagógicas e outros escritos. São Paulo: UNESP, 2000.
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