¿Y tú qué esperas de la vida? ¿Qué esperamos de la vida y qué estamos dispuestos a dar a cambio? Dar y recibir, dos caras de la misma moneda. Espero tener pareja, que me quieran, que me reconozcan, tener más amigos….Detrás de nuestras expectativas se encuentran escondidos nuestros deseos, nuestras esperanzas y necesidades, aquello que anhelamos que los demás sean o hagan.SOÑAR, ESPERAR, DESEAR hermosas palabras que deben ir acompañadas de acciones para que no nos invada la frustración ,no quedar a merced de los demás y de las circunstancias.
Cualquiera que sea la causa que imposibilite la satisfacción de nuestros deseos y el alcance de nuestras expectativas, el resultado siempre será el desajuste emocional que se ha de manifestar en forma de frustración o de conflicto.
“El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional” y para evitar sufrir de más hay que pagar un peaje, aquí van las tarifas en forma de buenos hábitos emocionales para tolerar mejor la frustración:
Darse cuenta o tomar conciencia de aquello que deseamos o esperamos, es importante que nos tomemos unos minutos para reflexionar acerca del curso de nuestra vida. Pensar sobre lo que funciona y lo que no en los distintos ámbitos (laboral, personal, familiar, amoroso, etc.) puede ayudarnos a despejar el panorama y abrirnos el camino para cumplir nuestros objetivos y deseos más íntimos.
Autonomía e independencia del pasado.Muchas de nuestras expectativas están basadas en nuestros patrones infantiles, en exigir como hacen los niños, “Espero que te pongas en mi lugar, que me hagas caso, que me escuches, que me quieras, que me entiendas”…… estas son muchas de las demandas presentes en los niños que dependen de los adultos para conseguir autoestima, seguridad e identidad. Hoy como adultos esperamos muchas cosas que realmente no necesitamos.
Asumir que la vida es un permanente cambio y aprendizajeya no soy el mismo que era ayer ni el que seré mañana, nuestra identidad crece y evoluciona constantemente, y la de los demás también.
Aceptar los duelos y las pérdidas como parte de la vida misma, no entendiendo por esto solo la muerte de seres queridos, sino también que nuestras relaciones y los otros en muchas ocasiones no serán lo que nosotros deseamos que sean.
No te permitas caer en una actitud victimista y quejica. La ineficacia de la queja se hace presente cuando quien se queja solo repite ese quejido sin ningún atisbo de revisar aquello de lo que se está quejando.Se queja sin producir nada más que un reclamo, una exclamación o, tal vez, se trate de la reproducción de un malestar enquistado relacionado con no haber satisfecho las expectativas en el pasado.Vale la pena preguntarnos¿De qué me quejo? Y te invitamos a descubrir de qué modo crees que participas en lo que te ocurre, no con el objetivo de sentirte culpable, sino responsable.
Compromete contigo mismo, con tu constante cambio y evolución, entrégate un Oscar por cada fracaso que hayas tenido, cada vez que se frustra un deseo es una oportunidad para valorar si realmente merece la pena seguir en esa situación.
No te quedes esperando a que algo mágico suceda.Sé el líder de tu vida, de tus emociones, y de dónde dirigirás tus expectativas, eres el director de la orquesta y tu pones la melodía.
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