¿De qué tienes hambre?
Cristo resucitado,
Pan de Vida, que dijiste:
«Quien venga a mí ya no tendrá hambre,
quien crea en mi ya no tendrá sed»,
haznos descubrir,
a través de nuestras múltiples hambres,
que Tú eres el único Pan capaz de saciar
nuestra hambre de amar y ser amados.
Cristo resucitado, Pan de Vida,
ensancha sin cesar el horizonte de nuestros deseos
acrecienta constantemente nuestras hambres,
porque, así como los hebreos en el desierto
añoraban los ajos y cebollas de Egipto,
así también nosotros preferimos a menudo
nuestros panes de servidumbre:
el pan de la facilidad,
el pan de la comodidad,
el pan de la rutina,
el pan de la cobardía,
el pan de la componenda...
Cristo resucitado, Pan de Vida,
del mismo modo que de un puñado de individuos
dispersos por el desierto
y alimentados únicamente con tu maná
hiciste un pueblo que se descubrió solidario,
haz que tu Pan partido y compartido
haga de nosotros el Pueblo de la solidaridad.
Danos a cada uno de nosotros un «pan de vida»
capaz de saciar las múltiples hambres
de los seres humanos:
el pan de la ternura,
el pan de la perseverancia,
el pan del coraje,
el pan del combate,
el pan de la alegría,
el pan de la sonrisa,
el pan de la escucha,
el pan del discernimiento,
el pan del humor,
el pan de la paciencia,
el pan del perdón... — con Bridget Ivy.
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