... El instinto malo es en el hombre más poderoso que el bueno... el temor y la fuerza tienen mayor imperio sobre él que la razón... Todos los hombres aspiran al dominio y ninguno renunciará a la opresión si pudiera ejercerla. Todos o casi todos están dispuestos a sacrificar los derechos de los demás por sus intereses. ¿Qué es lo sujeta a estas bestias devoradotas que llamamos hombres? En el origen de las sociedades está la fuerza brutal y desenfrenada..., etc.
PROFESOR DE ESCUELA PUBLICA EN EL ESTADO DE HIDALGO facebook: Esteban Alfaro Alarcón facebook.com/esteban.alfaroalarcon … Twitter: @alfaroesteban_ https://twitter.com/alfaroesteban_ Instagram: alfaroesteban_2
domingo, 14 de junio de 2020
sábado, 13 de junio de 2020
Maquiavelo en el vaporEnrique Krauze, Letras Libres, Julio 18, 2016
Maquiavelo en el vapor
Enrique Krauze, Letras Libres, Julio 18, 2016
El 5 de junio se cumplió un año de la muerte de Manuel Camacho Solís. Aunque nuestras opiniones políticas fueron casi siempre divergentes, fuimos buenos amigos. Es hora de recordarlo.
Su vocación política era de hierro. Tengo entendido que su padre –un severo médico militar– le infundió la seriedad y disciplina que lo caracterizó siempre, y el sueño de llegar muy alto en el gobierno. A una amiga suya de juventud le dijo: "voy a ser presidente de México, como Kennedy". Alguna vez me dijo que el mayor estadista de la historia mexicana era Porfirio Díaz. Es claro que Manuel aspiró a la presidencia por largos años.
Aunque defendía al sistema político mexicano como una "democracia sui géneris", creo hacia 1984 comenzaba a tener sus dudas. La prueba está en que fue Manuel quien en ese año se empeñó en presentarme a don Luis H. Álvarez, que acababa de ganar la alcaldía de Chihuahua. Tras el escandaloso fraude electoral de 1986 en ese mismo estado, don Luis emprendió una huelga de hambre. Manuel me pidió que intercediera para que la levantara. Camacho tenía esa virtud: tendía puentes de manera continua y sistemática. Para él, la política era, ante todo, el arte de la negociación.
Evoco una anécdota curiosa. Sucedió en el club Avándaro. Entré a las regaderas, seguí al vapor, y entre la bruma, de lejos, vi un personaje sentado, con la vista fija en un libro forrado de plástico transparente. Era Manuel leyendo los "Discursos" de Maquiavelo. ¿Se preparaba para aconsejar al Príncipe o para serlo?
En el sexenio de Salinas fue muy valiosa su interlocución con quienes (en esos años de grandes reformas económicas) insistíamos, sin éxito, en la necesidad de una verdadera reforma política. No objetó, por ejemplo, nuestra batalla por la anulación de las elecciones en Guanajuato, el movimiento cívico del doctor Salvador Nava en San Luis Potosí y alentó (sin éxito, por las resistencias internas del PRI) el ascenso electoral del PRD en Michoacán.
Tras el levantamiento zapatista, Manuel (que, en un gesto inédito, se había declarado en rebeldía frente a la decisión del presidente a favor de Luis Donaldo Colosio) vio la oportunidad de saltar al escenario para ofrecer sus buenos oficios de negociador en Chiapas. Nunca, que yo recuerde, registró con detalle esa experiencia. Creo que las negociaciones que encabezó fueron fructíferas en la medida en que refutaron a quienes abogaban por el uso de la fuerza, que hubiese convertido a Chiapas en un Tlatelolco étnico, mucho más doloroso.
Con todo, aquella intervención histórica de Camacho en Chiapas tuvo una faceta negativa: arrojó una sombra de duda sobre Colosio, al grado de que en febrero y marzo de 1994 parecía haber no uno sino dos candidatos del PRI a la presidencia. Esa diarquía (que algunos atribuían al propio presidente) proyectó sobre la arena política una atmósfera ominosa, la idea de que todo podía pasar. Una sensación de vacío, incertidumbre y peligro flotaba en el ambiente antes del fatídico 23 de marzo.
En los últimos años, cuando se unió a las fuerzas y personajes de la izquierda, volvimos a coincidir en un club de la Ciudad de México. Era un nadador consistente. Casi siempre desayunaba solo. Sabía sonreír pero reía poco. Era adusto, espartano, gentil, argumentativo. "Soy un crisis solver", me dijo un día. "Tanto, que a veces las creas tú mismo", le dije, sin que se molestara. Le atraían las crisis porque en su vida personal había padecido muchas y muy dolorosas. Vivía bajo el signo de la orfandad. Su padre murió en un accidente, su primera esposa falleció de cáncer, dejándole hijos pequeños. Al hablar con él, sentí muchas veces que se contenía para no estallar, que absorbía los problemas estoicamente, sin quejarse, pero que en su fuero interno sufría por los golpes del azar, por las traiciones de que se sentía objeto, por las decisiones equivocadas, por los sueños malogrados. Dichosamente, se volvió a casar y tuvo dos hijas, a las que dejó mucho antes de tiempo.
Recuerdo su voz juvenil y cordial, su actitud enérgica, y el entusiasmo con que vivía su vocación. Creo que dejó un legado de civilidad, de disposición al diálogo respetuoso y tolerante, virtudes que hacen mucha falta en México y el mundo. Lamenté su enfermedad y su muerte. Y muy a menudo, al entrar al vapor, pienso en Manuel y me imagino discutiendo con él, como tribunos romanos en las Termas de Caracalla, inmersos en estanques que emanan nubes efímeras, como la política y la vida.
ABSOLUTO, EL
ABSOLUTO, EL, término usado por los idealistas para describir la única realidad independiente de la que todas las cosas son una expresión. Kant usa el adjetivo «absoluto» para caracterizar lo incondicionalmente válido. Afirma que la razón pura busca fundamentos absolutos para el entendimiento que son sólo ideales, pero que la razón práctica postula la existencia real de esos fundamentos como una necesidad de la moralidad. Esta aparente inconsistencia llevó a sus sucesores a intentar sistematizar su concepción de la razón. Para ello, Schelling introdujo el término «el Absoluto» para el fundamento incondicionado (y por tanto la identidad) de sujeto y objeto. Schelling fue criticado por Hegel, que definió al Absoluto como un espíritu: la necesidad lógica que él mismo encarna en el mundo para alcanzar el autoconocimiento y la libertad en el curso de la historia. Destacados idealistas decimonónicos británicos y norteamericanos, como Bosanquet, Royce y Bradley, defendieron la existencia de un absoluto cuasihegeliano. Véase también HEGEL, IDEALISMO, SCHELLING.
lnfección Endémica
#Internacional #MayapacNoticias
Hoy, después de varios meses de lucha contra el virus #Covid19, la OMS (Organización Mundial de la Salud) ha declarado al virus como una infección Endémica, dándonos a entender, que será parte de nuestro día a día (como el catarro común, VIH, varicela y muchas).
Estamos ante una selección natural, como bien mencionaban nuestros antepasados Darwin y Wallace. Tristemente, quien no se adapte morirá.
Los más fuertes sobrevivirán, perderemos amigos, familiares y tendremos que afrontar la situación.
Sin embargo, la vida sigue.
En los próximos días, habrá reapertura en las actividades; los casos no cesarán e incluso habrá contagios masivos.
CONSEJO: Mejora tu calidad de vida, CUIDA TU CUERPO, aliméntate sanamente, sé más limpio y sano en todo aspecto. Evita vicios, haz ejercicio, (no nos garantiza salvarnos al 100% pero nos da mayor posibilidad al afrontarlo).
Es hora de cuidarnos, subir defensas, sistema inmune.
Fuentes: BBC, Diario Médico, Universal News.
viernes, 12 de junio de 2020
Anarquismo educativo
Anarquismo educativo
Las corrientes críticas de izquierda han desafiado constantemente el rol de las instituciones del Estado y sus representaciones; concretamente, el rol de la patronal, la policía, la inteligencia, los Ministerios, las fuerzas armadas, etc., todos han sido catalogados como parte de una estructura jerárquica que existe para mantener un dominio alienante; no obstante, es relativamente extraño que esta ala inconformista cuestione el rol del sistema educativo; la mayoría de activistas de izquierda cree que la educación es buena, y siguiendo las palabras del comisionado estadounidense Henry Barnard “la educación siempre lleva a la libertad”. El mito de que toda educación es sacra ha conducido a la aceptación de las calificaciones educacionales como la medida del valor social aceptable, y como base para privilegios sociales; aún cuando estas credenciales están diáfanamente distribuidas, de acuerdo a las divisiones de las clases sociales existentes. Sin embargo, desde que han existido sistemas de educación estatales, también han existido diversas oposiciones a tales estructuras; el pionero de la crítica fue William Godwin, quien en 1793 escribió “Un estudio concerniente a la justicia política”, ensayo considerado como el primer ataque anarquista moderno al aparato estatal. Godwin tenía sobre sus hombros las experiencias de la Revolución Francesa (1789) y la emancipación norteamericana (1776), por lo que los aparatos institucionales de gobierno para él pesaban poco; de hecho, él creía que existían dos fuerzas opresoras en la sociedad: la educación y el gobierno; también estaba convencido de que una sociedad justa sólo podría ser el resultado de que toda la gente ejerciera libremente su razón. Es también en esta época, cuando se comienzan a gestar las primeras alternativas educativas al Estado; la “Escuela Moderna” fue fundada en 1901 por Francisco Ferrer; en 1909 fue acusado por el gobierno español de dirigir una insurrección y por esta falsa calumnia fue ejecutado; sus ideas inspiraron un movimiento progresista de escuelas modernas en Estados Unidos que existió hasta los años 60. Recurriendo a las teorías de Godwin, Ferrer escribió acerca del apoyo del gobierno a la educación nacional: “ellos saben mejor que nadie que su poder se basa casi exclusivamente en la escuela”; para Ferrer era inconcebible que el gobierno fuese a crear un sistema de educación que condujese a cambios radicales en la sociedad; era, por tanto, poco realista creer que las escuelas apoyadas por el Estado pudiesen funcionar como un modelo para ayudar a las clases bajas; más bien, la educación enseñaba a los pobres a aceptar la estructura social existente, y que el desarrollo dependía del esfuerzo individual dentro de dicha estructura social. Esto se ilustra con la Alemania Nazi, cuando las escuelas se utilizaban para propagar la ideología, el nacionalismo y la glorificación del Reich; el entrenamiento obligatorio en biología racial comenzaba a los seis años de edad, y había un fuerte énfasis en la historia y literatura alemana. Más adelante, el famoso exponente inglés de las escuelas libres A.S. Nelly, escribió en 1939 en “El maestro problemático”: “las escuelas del Estado deben producir una mentalidad de esclavos, porque sólo una mentalidad de esclavos puede evitar que el sistema sea destruido”; también definió a las escuelas como productos de un interés directo de clase. Estas ideas son profundizadas en los sesenta por Paul Goodman; y más recientemente, en el escenario complejo y heterogéneo de los setenta surge Ivan Illich, quien sostenía que la escuela prepara a un consumidor experto, tomando responsabilidad por la totalidad del niño; a partir de estas ideas tomó fuerza el concepto de “desescolarización”; Paulo Freire bautizó al sistema tradicional de escuelas como “método bancario”, de donde se deduce que el estudiante es el depositario del conocimiento, más que el sujeto del proceso de aprendizaje. Los reformadores en Estados Unidos hicieron un intento de resolver el problema de clase, pensaron que ubicando en las mismas escuelas a niños pobres y ricos estas divisiones se erradicarían; no obstante, no tomaron en cuenta los trasfondos culturales, ésto condujo a la introducción de métodos con los que estamos familiarizados hoy; las necesidades del individuo son atendidas por medio de “streaming”, entrenamiento vocacional y educación especial. De hecho, en los años 40 un grupo de sociólogos norteamericanos encontraron dos elementos importantes sobre la relación escuela-clase: primero, existe una clara correlación entre la clase social y el rendimiento; segundo, cuando los niños eran separados por su habilidad, por medio de pruebas estandarizadas, los grupos encajaban con las clases sociales y razas existentes. El fracaso escolar, pautado por múltiples condicionates –nutrición, trabajo, problemas familiares, etc.- reforzaba la jerarquía social, y de hecho se les hacía creer a los pobres que habían desaprovechado las oportunidades y por eso fallaron; y este fracaso escolar agudizaba la sumisión, la apatía y el atraso social. Varios pensadores durante los siglos XIX y XX discutieron la cuestión de la diferencia entre la educación y el aprendizaje, y la relación entre la educación estatal y la revolución social; todos ellos seguían el principio de que la libertad política significa poco si las acciones del individuo están guiadas por una autoridad internalizada –implantada en la escuela- de la cual no hay escape, por ejemplo, Rousseau en El Emilio, afirma que si la instrucción moral es impartida a una edad temprana domina la acción, en lugar de estar disponible para ser utilizada por el individuo; inclusive Rousseau sostenía que los libros eran una verdadera plaga de la infancia; a los niños no se les debía enseñar a leer, sino que debían aprender a leer por medio de la experiencia y la nacesidad. De esto se deduce, que el aprendizaje y el conocimiento son herramientas para que el individuo las utilice, y no para utilizar al individuo. El pensador anarquista del siglo XIX, Max Stirner, tenía ideas similares a las planteadas anteriormente por Rousseau, su libro “El individuo y su propiedad” es sumamente revolucionario, en él hacía un llamado por “una educación para la libertad, no para la servidumbre”, y sostenía que había significativas diferencias entre la persona educada y la persona libre. En este contexto, Paulo Freire aportó una tesis innovadora, cuando combinó los métodos pedagógicos con el concepto marxista de conciencia; en primer lugar, reconoció que vivimos en un mundo deshumanizado, sin entendimiento de las circunstancias históricas que determinan nuestra conciencia; al respecto, Freire dice: “…una revolución no se realiza ni con verbalismos, ni con activismo, sino más bien con la praxis, por ejemplo con reflexión y acción dirigida a las estructuras a ser transformadas”. Con estos antecedentes, el lector podrá tener una genérica idea de los movimientos de escuelas libres, escuelas modernas, o bien de las corrientes educativas anarquistas o desescolarizadas; estos modelos fueron un ejercicio invaluable, pero fracasaron en ejercer un cambio explícito en la estructura general de la sociedad y se puede argumentar que puede acabar creando niños que sean incapaces de entender el mundo fuera de su oasis educativo.
AD-MIRAR Miguel escobar Traducción (al portugués)
AD-MIRAR Miguel escobar Traducción (al portugués): Mirele Alberton Paulo Freire no toma el término “admirar” en el sentido de quedarse absorto frente a algo, ni de entusiasmarse o maravillarse. Para él “ad-mirar”, con raíces latinas, es un término compuesto por la preposición ad que indica dirección, en dirección a, y el verbo mirar que significa ver. Ad-mirar es ver en dirección de algún lugar, dirigir la mirada hacia algo, direccionarlo. Consecuentemente, en el pensamiento de Paulo Freire ad-mirar es dirigir la mirada hacia el objeto de conocimiento como un objeto en sí mismo, es objetivar el yo, separándolo del no-yo, tomar distancia del objeto, mediante la separación de la subjetividad de la objetividad. La ad-miración es una operación eminentemente humana en la medida que, al tomar distancia del no-yo podemos aproximarnos curiosamente de él, para comprenderlo, para descubrirlo, “des ocultarlo”. No hay acto de conocimiento sin una ad- miración del objeto a ser conocido. Sin embargo, al ser el conocimiento un proceso —no hay conocimiento terminado—, al querer conocer, ad-miramos, más allá del objeto de conocimiento, nuestra admiración anterior del mismo objeto, nuestra percepción del objeto. Paulo Freire afirma: “Ad-mirar” y “admiración” no tienen aquí la significación usual. Admirar es objetivar un “no-yo”. Es una operación que, al caracterizar a los seres humanos como tales, los diferencia del otro animal. Está directamente vinculada a su práctica consciente y al carácter de su lenguaje. Ad-mirar implica colocarse frente al “no-yo”, curiosamente para comprenderlo. Por eso, no hay acto del conocimiento sin admiración del objeto a ser conocido. Pero si el acto de conocer es un proceso —no hay conocimiento acabado— al buscar conocer, admiramos no sólo el objeto sino también nuestra admiración anterior al objeto mismo. (FREIRE, 1977, p. 74) En el proceso epistemológico de admirar, como en todo proceso del conocimiento, Paulo Freire enfatiza en la importancia de construir conocimiento a partir de la práctica. En los procesos educativos por ejemplo, debe existir una relación dialéctica ente transmisión de conocimientos y creación de conocimientos, por lo cual es necesario conocer al mismo tiempo, tanto la práctica como el conocimiento producido. En este sentido es necesario por ejemplo, conocer el pensamiento de Paulo Freire en su totalidad, para poder reinventarlo. Paulo Freire propone pensar la práctica para transformarla, teniendo presente que entre teoría y práctica existe una relación dialéctica. Una teoría sin práctica es verbalismo y una práctica sin teoría es activismo. Es necesario ad-mirar la práctica para desarrollar un ejercicio de abstracción y descubrir el vínculo dialéctico entre concepto y práctica: la práctica es la que da fundamento al concepto, que surge de la práctica como reconstrucción racional de los datos conocidos de la realidad, y regresa a la práctica, penetra en ella, conociéndola mejor para poder transformarla mejor. De ahí la importancia del diálogo como marca del acto del conocimiento. Es mediante el diálogo que los hombres y las mujeres pueden desarrollar su capacidad de sujetos pensantes, al asumir como suyos el proceso del conocimiento que los llevará a conocer su realidad. Al admirar el conocimiento que se tiene de un determinado objeto de estudio, ubicado en el contexto de la práctica, se puede analizar la percepción que se tiene de la realidad. Debido a que no existe un “yo pienso”, sino un “nosotros pensamos”, el sujeto pensante, que es un sujeto social, al ad-mirar puede tomar distancia de su percepción y conocer el por qué de ella, por ejemplo, la ideología que esconde la realidad y anestesia la conciencia. Así él podrá realizar un análisis crítico de la percepción anterior para obtener un conocimiento, una percepción crítica. Cada concepto propuesto por Paulo Freire es una ventana para entrar y ad- mirar el mundo, nuestro mundo, nuestro estar siendo, nuestra lucha, nuestra amorosidad. Cada concepto de él es otra puerta para entrar en su propuesta pedagógica, una llave para pronunciar el mundo. Ad-mirar el mundo es tomar distancia de él para mejor “leer” tanto el origen de las relaciones de opresión como la capacidad de lucha y de resistencia que se realiza en la esperanza de una sociedad que necesita reinventarse de abajo hacia arriba, para que, entre otras cosas, sea menos difícil amar. Cada ventana freiriana es una mirada que nos invita a detenernos para ad-mirar el mundo, para tomar distancia de él y recoger el velo que silencia: la cultura del silencio que anestesia la consciencia, cubre de miedo el camino de la solidaridad, de la amorosidad y sólo observa la derrota del dolor, la sangre de las luchadoras y de los luchadores sociales, en la muerte de la palabra como acción transformadora. Cada puerta freiriana es una entrada para ad-mirar la práctica, al construir el camino epistemológico de pensar con las harapientas y los harapientos del mundo y luchar por pronunciar otro mundo posible: el mundo de la justicia, de la democracia, de la libertad. Admirar con las y los harapientos del mundo es desvelar con ellas y ellos, nunca para ellos. Es revelar la mentira, el engaño y la perversión de la ética capitalista: la explotación del hombre por el hombre, la ley de la oferta y la demanda, el anestesiar la consciencia, el fin de la historia, la demonización de los luchadores y de las luchadoras sociales.
Referencias: FREIRE, Paulo. ¿Extensión o comunicación? La concientización en el medio rural. 2. ed. México: Siglo XXI Editores, 1975; FREIRE, Paulo. Pedagogía del oprimido. México: Siglo XXI Editores, 1970; FREIRE, Paulo. Ação cultural para a libertação e outros escritos. Lisboa: Moraes editores, 1977; FREIRE, Paulo. La importância del acto de leer. México: Siglo XXI Editores, 1974; ESCOBAR, Miguel. Paulo Freire e a prática. Sonhos, utopias e lutas. São Paulo: Líber Livro Editora (em prensa).
SABIAS QUE... EN LOS AÑOS 1600 Y 1700
SABIAS QUE...
EN LOS AÑOS 1600 Y 1700
Al visitar el Palacio de Versalles en París, se observa que el suntuoso palacio no tiene baños.
En la Edad Media, no había cepillos de dientes, perfumes, desodorantes, y mucho menos papel higiénico. Los excrementos humanos eran lanzados por las ventanas del palacio.
En un día de fiesta, la cocina del palacio pudo preparar un banquete para 1500 personas, sin la más mínima higiene.
En las películas actuales vemos a las personas de esa época sacudirse o abanicarse...
La explicación no está en el calor, sino en el mal olor que emitían debajo de las faldas (que fueron hechas a propósito para contener el olor de las partes íntimas, ya que no había higiene). Tampoco era costumbre ducharse debido al frío y la casi inexistencia de agua corriente.
Solo los nobles tenían lacayos para abanicarlos, para disipar el mal olor que exhalaban el cuerpo y la boca, además de ahuyentar a los insectos.
Los que han estado en Versalles han admirado los enormes y hermosos jardines que, en ese momento, no solo se contemplaban, sino que se "usaban" como retrete en las famosas baladas promovidas por la monarquía, porque no había baños.
En la Edad Media, la mayoría de las bodas se realizaban en junio (para ellas, el comienzo del verano). La razón es simple: el primer baño del año se tomaba en mayo; así que en junio, el olor de la gente todavía era tolerable. Sin embargo, como algunos olores ya comenzaban a molestar, las novias llevaban ramos de flores cerca de sus cuerpos para cubrir el hedor. De ahí la explicación del origen del ramo de novia.
Los baños se tomaban en una sola bañera enorme llena de agua caliente. El jefe de la familia tenía el privilegio del primer baño en agua limpia. Luego, sin cambiar el agua, llegaban los demás en la casa, en orden de edad, mujeres, también por edad y, finalmente, niños. Los bebés eran los últimos en bañarse. Cuando llegaba su turno, el agua en la bañera estaba tan sucia que era posible matar a un bebé adentro.
Los techos de las casas no tenían cielo y las vigas de madera que los sostenían eran el mejor lugar para que los animales: perros, gatos, ratas y escarabajos se mantuvieran calientes. Cuando llovía, las filtraciones obligaban a los animales a saltar al suelo.
Los que tenían dinero tenían platos de lata. Ciertos tipos de alimentos oxidaban el material, causando que muchas personas mueran por envenenamiento.
Recordemos que los hábitos higiénicos de la época eran terribles. Los tomates, siendo ácidos, se consideraron venenosos durante mucho tiempo, las tazas de lata se usaban para beber cerveza o whisky; esta combinación, a veces, dejaba al individuo "en el piso" (en una especie de narcolepsia inducida por la mezcla de bebida alcohólica con óxido de estaño). Alguien que pasara por la calle pensaría que estaba muerto, así que recogían el cuerpo y se preparaba para el funeral. Luego se colocaba el cuerpo sobre la mesa de la cocina durante unos días y la familia se quedaba mirando, comiendo, bebiendo y esperando a ver si el muerto se despertaba o no. De ahí la que a los muertos se les vela (velatorio o velorio), que es la vigilia al lado del ataúd.
Inglaterra es un país pequeño, donde no siempre había lugar para enterrar a todos los muertos. Luego se abrían los ataúdes, se extraían los huesos, se colocaban en osarios y la tumba se usaba para otro cadáver. A veces, al abrir los ataúdes, se notaba que había rasguños en las tapas en el interior, lo que indicaba que el hombre muerto, de hecho, había sido enterrado vivo.
Así, al cerrar el ataúd, surgió la idea de atar una tira de la muñeca del difunto, pasarla por un agujero hecho en el ataúd y atarla a una campana. Después del entierro, alguien quedaba de servicio junto a la tumba durante unos días. Si el individuo se despertaba, el movimiento de su brazo haría sonar la campana. Y sería "salvado por la campaña", una expresión utilizada por nosotros hasta hoy.
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