Que seamos pontífices... ósea, los que hacen puentes!!!!!
PROFESOR DE ESCUELA PUBLICA EN EL ESTADO DE HIDALGO facebook: Esteban Alfaro Alarcón facebook.com/esteban.alfaroalarcon … Twitter: @alfaroesteban_ https://twitter.com/alfaroesteban_ Instagram: alfaroesteban_2
martes, 26 de marzo de 2019
lunes, 25 de marzo de 2019
sábado, 9 de marzo de 2019
Escuchar !!!!!
ESCUCHAR Ana Maria saul Saber escuchar es uno de los saberes necesarios a la práctica educativa, presentados por Paulo Freire en el libro Pedagogia da autonomía (1997). Se trata de escuchar de una forma que va más allá de la capacidad auditiva y difiere de la pura cordialidad. Para comprender mejor este concepto, es importante analizarlo en la perspectiva relacional de la obra freiriana, con especial acento en Pedagogia do oprimido (FREIRE, 1978). Saber escuchar es condición para el desarrollo de una práctica educativa democrática. En la medida en que aprendemos a escuchar al educando, de forma paciente y crítica, afirma Freire, podemos pasar a hablar con él y no hablar para él, como si fuéramos detentores de la verdad a ser transmitida. En esa perspectiva, saber escuchar requiere que se aprenda a escuchar lo diferente.

Dice Freire: “valorizar lo diferente de nosotros es absolutamente fundamental para el ejercicio de la autonomía (…) la profesora que cierra sus oídos al dolor, a la indecisión, a la angustia, a la curiosidad de lo diferente, mata la posibilidad de ser en el diferente” (FREIRE, 1997). Para Freire saber escuchar es también un requisito para el diálogo y para la comprensión del conocimiento que trae el educando a la situación de enseñanza-aprendizaje, posibilitando que el educador conozca y trabaje a partir de la lectura de mundo del educando. Saber escuchar es por lo tanto una práctica que se imbrica necesariamente, en la construcción del conocimiento crítico-emancipador. Es importante recordar con Freire, que la práctica del saber escuchar implica necesariamente posturas que van a requerir nuevos aprendizajes del educador: humildad, amorosidad a los educandos y tolerancia. A partir de su experiencia al lado de Paulo Freire, en la PUC/SP, Saul (1999) relata que el escuchar estuvo siempre presente en la práctica del maestro, constituyéndose en procedimiento esencial para su didáctica en las clases. Paulo Freire, dice ella, insistía en iniciar las clases oyendo las prácticas y los intereses de investigaciones de los alumnos; sus sueños. Trabajando con las propuestas/temáticas presentadas por los alumnos, incluso si ellas no estuvieran suficientemente claras, Freire buscaba encontrar los ejes centrales y los “hilos comunes” entre las diferentes experiencias o proyectos. De manera dialógica, profundizaba contenidos fundamentales que pudieran subsidiar la construcción del conocimiento. A Freire le gustaba estimular/desafiar a los estudiantes para que se ejercitaran en la producción escrita. Él proponía a los alumnos que escribieran pequeños textos, consultando también la bibliografía sugerida por él, para que pudieran reaccionar a las discusiones. En la siguiente sesión, él oía atentamente las reflexiones y comentaba cada una de ellas, reabriendo el diálogo. A escuchar se pueden encontrar referencias hechas por otros autores, en diferentes contextos. En la obra de Enrique Dussel, en particular, en Método para uma filosofia da libertação, la capacidad de escuchar alineada con el trabajo de Freire se destaca como exigencia ética: “saber oír es el momento constitutivo del propio método; es el momento de discipular del acto de filosofar; es la condición que posibilita el saber-interpretar, para saber-servir”. En entrevista al escritor Eduardo Galeano (2007), autor del clásico Las venas abiertas de América Latina, hace una importante reflexión acerca de la necesidad de escuchar, al responder sobre el papel del intelectual, hoy, en América Latina. En sintonía con Freire, en lo que se refiere a la importancia de dar voz a los oprimidos, Galeano resalta el valor de escuchar la palabra de los despreciados porque son palabras verdaderas.
Es condición esencial escuchar las voces jamás escuchadas… de las mujeres, de los negros, de los indios, de los pobres, de los civiles (…) pertenecemos a naciones que nacieron mutiladas (…) ellas tienen una cultura pasada, literatura, que también está mutilada.
Galeano termina su entrevista proponiendo la recuperación de esas voces perdidas. Referencias:
DUSSEL, Enrique. Método para uma filosofia da libertação. São Paulo: Loyola, 1986; FREIRE, Paulo. Pedagogia da autonomia. Saberes necessários à pratica educativa. São Paulo: Paz e Terra, 1997; FREIRE, Paulo. Pedagogia do oprimido. 17. ed. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1987; GALEANO, Eduardo. Veias continuam abertas na América Latina. Entrevista concedida a Mario Augusto Jakobskind. Disponible en: <http://www.outerspace.com.br>. Acesso em: 4 nov. 2007; SAUL, Ana Maria. “Paulo Freire, vida e obra de um educador”. In: STRECK, Danilo et al. (Orgs.). Ética, utopia e educação. Petrópolis: Vozes, 2001. pp. 17-28.
jueves, 7 de marzo de 2019
Aula
AULA

José eustáquio Romão Etimológicamente derivada de la palabra aula-ae, que en Latín quería decir “patio de una casa, palacio, corte de un príncipe, adaptado del griego aulê, ês, todo espacio al aire libre, patio de una casa, por extensión residencia, morada” (Diccionario Houaiss), la palabra “aula” sugiere, originalmente la idea de privado, de particular, porque se refería a las actividades que se desarrollaban al interior de la casa, en el abrigo del hogar. Además, sugería también el ocio, ya que se refería a las ociosas actividades cortesanas y que, supuestamente, se daban en el patio de los palacios, ya que el interior estaba reservado a los magníficos o a los señores feudales. Modernamente ganó el significado de conferencia o cualquier actividad de enseñanza, desarrollada en un tiempo determinado y sobre un área del conocimiento específica. Sea en el sentido original de las actividades cortesanas o en el sentido de enseñanza, la palabra y el concepto de aula no se armoniza muy bien con la teoría pedagógica desarrollada por Paulo Freire. Al investigar en sus obras, la palabra “aula” no es muy frecuente y se encuentra casi siempre adjetivada con calificativos como “expositiva”, “pasiva”, “alienante”, etcétera, para referirse a las actividades de la educación bancaria; y con adjetivos como “dinámica”, “liberadora”, “dialógica”, etc., para dar el significado de mediación pedagógica liberadora. Examinando de forma más profunda los textos freirianos, es posible concluir que según esta perspectiva, aula debe ser substituida por “Círculo de Cultura”. En él, contrariamente a los(as) educadores(as) bancarios (as)”, que “no desean correr el riesgo de la aventura dialógica, el riesgo de la problematización, y se refugian en sus aulas discursivas, retóricas, que funcionan como si fueran “canciones de cuna” (FREIRE, 1983, p. 36), los(as) educadores(as) liberadores(as) se colocan como investigadores de las realidades que surgen de las expresiones culturales de las(os) educandos(as), como animadores(as) culturales y como sistematizadores(as) de las formulaciones colectivas, y no como un (una) maestro (a) que sabe todo y que enseña todo a quien no sabe. En la misma obra, Freire explica mejor aquello que sería el “aula” de un(a) educador(a) “anti bancario”: “De esta manera, su aula no es un aula en el sentido tradicional, sino un encuentro en el que se busca el conocimiento y no uno en el que éste es transmitido (p. 54). Sin embargo, es conveniente destacar que Paulo Freire no condenó el aula, afirmando que ella debería ser expulsada del sistema escolar. Ni siquiera condenó a la conferencia, a la exposición de ideas por el (la) educador (a). Esto queda claro en el siguiente texto que Freire dejó registrado en el libro que escribió con Ira Shor: Pero es importante decir, Ira, que al criticar a la educación “bancaria”, debemos reconocer que no todos los tipos de aulas expositivas pueden ser consideradas educación “bancaria”. Tú puedes ser muy crítico haciendo exposiciones. Para mí la cuestión es hacer que los alumnos no se duerman, ¡porque ellos nos oyen como si les estuviéramos cantando! El asunto no es si las conferencias son “bancarias” o no, o si no se debe hacer conferencias. Porque el asunto es que los profesores tradicionales volverán oscura a la realidad, sea dando clases expositivas o coordinando discusiones. El educador liberador iluminará la realidad incluso con aulas expositivas. El asunto es el contenido y el dinamismo del aula, el abordaje del objeto a ser conocido. ¿Ellas reorientan a los estudiantes hacia la sociedad de forma crítica? ¿Estimulan su pensamiento crítico o no? (FREIRE, 1986, p. 31) En definitiva, Paulo Freire no esconde su preferencia por el círculo de cultura en vez del aula; su elección por el(la) animador(a) cultural en lugar del(a) profesor(a) tradicional; sin embargo no condena de ninguna manera el aula, ni al(a) profesor(a), ni mucho menos a la escuela formal.
Referencias: FREIRE, Paulo. Extensão ou comunicação. 8 ed. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1983; FREIRE, Paulo; Ira, SHOR. Medo e ousadia. O cotidiano do profesor. Rio de Janeiro: Paz e Terra, 1986.
domingo, 3 de marzo de 2019
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